miércoles, 1 de noviembre de 2017

El software primigenio

¿Cómo se les explica hoy a los jóvenes el concepto de Dios? Sí, ya sé que lo mejor sería no decirles nada, olvidarnos de tan adusto señor, pero si hubiera que hacerlo, aunque fuera para explicarles la importancia que tuvo en el pasado y la culpa que tiene hoy en las guerras que asolan nuestras geografías, ¿sería indicado utilizar conceptos trasnochados, hablar del Génesis, de la omnisciencia, explicarle las vías tomistas y demás escolasticismos pasados de moda? ¿Por qué no utilizar nuevos símiles y decirles, como bien lo expresa el personaje del dibujo, que Dios fue el software primigenio, que el programa se llama vida o existencia, y que el videojuego en el que estamos inmersos se llama Mundo o Realidad u otro nombre grandilocuente a la par que genérico? Ellos entenderían mejor estos símiles, habituados a los videojuegos, donde hay héroes y señores tan poderosos como semidioses. Pero si bien el símil del software primigenio pudiera explicar a Dios, ¿cómo explicar la religión? ¿Serían como las instrucciones de un juego? Aquí quizá sería mejor utilizar otro símil no ajeno a la juventud, uno que pertenezca al mundo de los narcóticos. Porque, ¿en qué se diferencia la religión del LSD o el éxtasis, que es palabra mística? Las dos opciones sedan por medio de una fuente externa. Claro que si hablamos de sedar, sería más adecuado utilizar el opio. Además sería una imagen ya utilizada: la religión como opio del pueblo. Pero el opio no está de moda entre los jóvenes. Cambiémoslo por la maría o el hachís. ¿Y el infierno? ¿Cómo explicarles que el programador todopoderoso ha creado un infierno para castigar a quienes no se someten al juego o que, sometiéndose, no superaran las pruebas a las que el juego obliga? ¿No verían en este Dios un sucedáneo de Saurón? ¿Y dónde ubicamos aquí a Gandalf? ¿Ejercería de sumo pontífice, por eso del báculo y la túnica blanca? ¿Y en que consola jugamos, y con qué mandos? Mejor, como he sugerido al principio, sería no decirles nada de este obsoleto personaje.


Zaragoza, 01.11.17

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