miércoles, 18 de enero de 2017

Periodismo sospechoso

¿Ustedes se han preguntado alguna vez cómo es posible que todos los periódicos recojan  exactamente cuarenta (o cincuenta, da igual) páginas de noticias? ¿Por qué no más o menos? ¿Por qué no un día 53 páginas y al siguiente sólo ocho, pues no da de sí la información? Siempre el mismo número de páginas, suceda lo que suceda en el mundo. Muy sospechoso. Como si conocieran de antemano lo que hubiera de acontecer, como si un demiurgo controlador fuera dejando sucesos, catástrofes y efemérides hasta llegar a cuarenta páginas justas y luego cerrar el grifo del hado hasta el siguiente día. Si ya nos era sospechoso el sesgo de muchas noticias, ahora surge esta sospecha de tongo. Y es que el periodismo no puede evitar vivir bajo la sombra de la sospecha. Otra sospecha es la variedad. Las noticias responden a un criterio de vejez rápida y cambio constante. Se necesitan noticias nuevas todos los días. Esta característica también torna al periodismo sospechoso. ¿Por qué dejar atrás noticias que aún podrían funcionar como tales? Antiguamente era otra cosa. El difunto barón Eckestein publicó diariamente durante veinte años en el Allgemeine Zeitung el mismo artículo contra los jesuitas. Hoy, salvo ciertos “trompetas del apocalipsis”, que diariamente repiten la misma diatriba antiprogresista y pro guerra civil, las noticias mueren casi al día siguiente al que han sido publicadas. Nacidas para morir. Lo contrario de las noticias que emiten los “trompetas”: nacidas para matar. Para navegar entre las páginas de los modernos periódicos se necesita la mirada intrépida de un Edipo y los oídos tapados de un Ulises. También es cierto que muchas veces el periodista insiste en decir algo que sabe que no es verdad, convencido de que al repetirlo muchas veces se convierte en verdad, pero debe disfrazar esta añagaza con el ropaje de la novedad: un nuevo dato, una nueva pista. Como la teoría de la conspiración en relación con el 11M. Ante este juego poco limpio de los periodistas conviene usar la receta de Torres Villarroel: “De las noticias, unas dudo, pocas creo, y en las más nos engañan”.


Zaragoza, 18 de enero de 2017

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